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La Hipocresía Sanders y el Antisemitismo Moderno

  • Foto del escritor: Jose Lev Alvarez Gomez
    Jose Lev Alvarez Gomez
  • 4 abr
  • 5 Min. de lectura

El otro día durante una vista pública del Senado Estadounidense, el Senador “Independiente” por el Estado de Vermont, Bernie Sanders, cuestionaba con vehemencia a los exponentes si la idea de prohibir la venta de armamento militar a Israel por parte de Estados Unidos, era una propuesta antisemita. Evidentemente, dada su condición de judío, Sanders utilizaba esta cuestión para manipular la situación y sacar rédito, y así empujar su estrategia de odio hacia la única democracia liberal en el Medio Oriente. Además, el octogenario senador buscaba reafirmar su influencia como líder supremo socialista -ante la amenaza que AOC representa a su “reinado”- dentro del partido demócrata.


Dicho esto, es evidente que la propuesta/argumento de Sanders no es una afirmación antisemita por definición; sin embargo, sí es un argumento anti-Israel y por tanto si te opones a un la supervivencia de un país que desde su fundación está en un “Estado de Emergencia” esto quiere decir que no deseas que ese país exista.


La idea de Sanders equivale indudablemente a decir “no odio a la mexicanos, pero México no debe de protegerse militarmente y por ende su soberanía nacional y su mera supervivencia debe cuestionarse”.


Dicho esto, ¿acaso no se parece esta idea “políticamente correcta” a la bazofia que gritan los idiotas pro-Hamas en las universidades de ‘Gringolandia’ “desde el Río hasta el Mar” (la mismas mamarrachadas que ya vienen gritando los Árabes desde los 1970s con Ganal Abdel-Nasser a la cabeza)?


Por otro lado, es curioso ver que lo que propone Sanders es la prohibición de venta de armas a Israel; pero, ¿por qué este senador, el cual incluso vivió en un kibbutz israelí, utiliza este lenguaje?


Porque a diferencia de Ucrania y otros países que Estados Unidos financia militarmente, la gran mayoría del armamento estadounidense que Israel tiene es comprado, no regalado ni financiado, y los 3 mil millones de dólares que Estados Unidos le da Israel anualmente para la compra de armamento militar es meramente una migaja transaccional financiera.


El ridículo monologar de Sanders llevó a que esta medida obviamente perdiera seriedad y a que no fuera aprobada en el Senado de Estados Unidos. A pesar de ello, Bernie Sanders es un reflejo de aquellos judíos demócratas estadounidenses que odian al Estado de Israel por la mera necesidad de demostrar o lograr aceptación entre la población blanca liberal y las demás minorías que piensan y actúan como grupos y no como individuos en esta pobre nación en decadencia donde los asuntos raciales son más importantes que los problemas económicos.


Curiosamente, este grupo de judíos siempre han estado obsesionados con la idea de formar parte de unos sectores que siempre le han tratado como meros elementos exógenos de los que apoyarse política y electoralmente en momentos puntuales de la historia. Tristemente, es irónica la alta probabilidad de que estos sean los primeros judíos que escapen de Estados Unidos hacia la “Republica de Tel-Aviv” (la segunda ciudad más importante de Israel y la cuna de la izquierda radical israelí) si algún día una ola antisemita arropa a esa nación tan fracturada.


Dolorosamente, así como muchos judíos batallaron hasta el final por demostrar su lealtad a la nación alemana y murieron en las cámaras de gases, hoy tenemos a un grupo de judíos que relajados bajo la sombra del radicalismo de izquierdas y conscientes de que a diferencia del siglo pasado cuando el Estado de Israel no existía, ahora se sienten en la comodidad de atacar al único zaguán al que podrán escapar y vivir en paz; y claramente Berni Sanders es el reflejo de ese sector de la sociedad que odia el vínculo más importante que tiene como colectivo para evitar salir de la secta izquierdista que busca destruir a la nación estadounidense a través de la semántica y la ideología política ‘woke’.


Ahora bien, es sorprendente y preocupante la obsesión de un sector del pueblo estadounidense por atacar a un país de solo 10 millones de personas que solo tiene el doble del tamaño de Puerto Rico y el cual cabría 595 veces en un hipotético continente árabe. Sin duda, es increíble y hasta cierto punto asqueante ver como el mundo luego del asesinato de 1,200 israelíes y el secuestro de 245 personas en 10 horas el pasado 7 de Octubre de 2023 (lo que equivale a 53 veces el 11 de Septiembre para los estadounidenses) solo se dedican a atacar al único estado judío del mundo por su decisiva campaña a la hora de destruir los 500 km de túneles que los terroristas han construido la Franja de Gaza y los centros militares operativos que allí existen dentro de escuelas y hospitales, mientras se mantienen firmes en otros frentes, como lo es el libanés, el sirio y el cisjordano.


Mientras Israel hace frente al mal, en Estados Unidos, solo se dedican a criticar y a protestar en contra de la erradicación de más de 25,000 terroristas que han hecho la “Shahada” en Khan Yunis o la Ciudad de Gaza, mientras que cuando los estadounidenses asesinaron a más de 800,000 civiles en Irak nunca salieron a las calles ni denunciaron esto en los medios con tanta vehemencia. Claramente, este fariseísmo y falsedad demuestra que el antisemitismo moderno ahora se disfraza detrás de las ideas anti-Israel y con clara anuencia apela al odio y a la doblez para alcanzar su objetivo: desmoralizar a los 17 millones de judíos que habitan este mundo y hacerles pensar que no tienen derecho a un Estado nacional.


Sin duda alguna, hay que reconocerlo: la envidia hacia un régimen político de derechas que combate al terrorismo decisivamente y sin complejos son la gasolina que hace que la extrema izquierda estadounidense e internacional se volatilice hasta el punto de rayar en lo ridículo.


Así las cosas, es obvio que les duele e incómoda que Israel haya destruido 22 de los 24 batallones militares de Hamas, les afecta que Israel haya destruido la mitad del arsenal militar de Hezbollah, que haya atacado el centro de investigación nuclear más importante de Irán, que haya eliminado los principales líderes de los grupos terroristas que formaban el “Eje de la Resistencia” impulsado y financiado por Irán y Catar, que haya ocupado el vacío que se ha creado en torno a la defensa de los drusos en el sur de Siria y que con clara virtud siga haciendo frente al terrorismo en Cisjordania, mientras combate la propaganda falsa de la Autoridad Palestina y fortalece sus vínculos económicos y de inteligencia con los estados árabes del golfo a través de una nueva “Doctrina de la Periferia”moderna.


A pesar de todo esto, es triste ver como los judíos estadounidenses apoyan las falacias generalizadas en torno a Israel mientras en el fondo de sus corazones saben que su alma judía solo podrá cohabitar en la tierra que tanto desprecian: la Tierra de Israel.




 
 
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